Es necesario remontarse a los años veinte para conocer los orígenes de Basilio Sánchez. Exactamente fue en 1922 cuando don Basilio, conocido popularmente como «el Chato», funda su empresa de soldadura en el madrileño barrio de Chamberí, en la Calle Francisco de Rojas nº 5, siendo esta la ubicación que se expone en algunos de los más antiguos sellos conservados.

En la década de los treinta, durante los difíciles momentos de insufiente abastecimientos de respuestos, esto es, cuando se hacía imperativo intentar reparar antes que comprar, la empresa respondió satisfactoriamente, como así confirmó su lema por excelencia, «Si no lo repara Basilio Sánchez, TÍRELO». Así mismo, adaptándose a las exigencias del mercado, al área de soldadura se unió el taller de mecanizado con tornos y fresas, renovando y ampliando los servicios que se ofrecían. Tras la Guerra Civil española, y pese a que la empresa trabajara para el Ejército, la mayoría de la maquinaria fue confiscada, recuperándose tan solo una pequeña prensa manual que hoy día conservamos y continúa funcionando.

Ya en los más prósperos años sesenta, y de nuevo respondiendo a los constantes cambios y transformaciones del mercado, Basilio Sánchez también se implicó en el revolucionario auge del automóvil, proponiendo la reparación de motores, culatas y rectificados de cigüeñales. Los turismos SEAT, como el clásico seiscientos o el fantástico mil quinientos, conquistaron las grandes ciudades españolas y, siendo absolutamente pionera, la empresa apostó por la importación de la máquina norteamercana de rectificados de bloque motor TIPO SUNNEN que, ante los brillantes y eficaces resultados, se celebró con otro lema; «Rectifique su motor mientras usted lee el periódico».

Hasta  marzo 2019 en Batalla de Belchite y desde marzo  a la actualidad en Algete por mejora de instalaciones y mejor servicio al cliente.